CARTA ABIERTA 1
LOS GEÓLOGOS Y LA EDUCACIÓN
LOS GEÓLOGOS Y LA EDUCACIÓN
El 9 de junio es el DÍA DEL GEÓLOGO,
en el que se conmemora el aniversario de la creación del Centro Argentino de
Geólogos (1947), que tenía como objetivos “el mejoramiento y prestigio de la profesión
geológica; fomentar la unión y solidaridad entre los colegas; velar para que la
más rigurosa ética rija la práctica profesional; y promover el progreso y mejor
conocimiento de esta disciplina”.
Más adelante, en 1963 se logró la promulgación del Decreto Ley 8926/63 que dio origen al Consejo Superior Profesional de Geología, destinado a regular el ejercicio de la actividad profesional.
Más adelante, en 1963 se logró la promulgación del Decreto Ley 8926/63 que dio origen al Consejo Superior Profesional de Geología, destinado a regular el ejercicio de la actividad profesional.
Hoy se cumplen 72 años de aquel
momento fundacional, y creo que es una buena oportunidad para afirmar que hubo
importantes logros en todos los objetivos propuestos, pero también que es necesario
no dormirse en los laureles, actualizar dichos objetivos en función de los
cambios culturales, económicos y políticos, y caracterizar los desafíos que se
prevén para este milenio.
La idea que quiero compartir, se refiere a la necesidad de reflexionar sobre que significa ser Geólogo en el siglo XXI, que rasgos debería tener nuestra responsabilidad científica, social y política en relación con la sociedad y de qué manera articulamos con ella.
Hay numerosas líneas de reflexión posibles y necesarias, pero me interesa plantear dos aspectos del plano educativo. Uno de ellos, se refiere a la formación de los futuros geólogos y la capacitación de los que están en actividad. El otro, se refiere al desafío de intervenir de modo riguroso y eficiente en el mejoramiento de la alfabetización geológica de los ciudadanos.
LA FORMACIÓN DE LOS GEÓLOGOS
En relación con el primer aspecto,
cabe señalar que en estos momentos comienza una revisión nacional de los
estándares para la formación de los geólogos. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/320000-324999/321926/norma.htm
Entonces, parece oportuno discutir
si existe voluntad para una renovación en los paradigmas de la formación
profesional, mediante la incorporación de una formación humanística que
incluya, metodología, epistemología, historia de la geología, geoética, etc.
Estos contenidos, actualmente están ausentes o son insuficientes y resultan imprescindibles
para contribuir a la formación ciudadana de los geólogos e incrementar su
compromiso con el Medio Ambiente y el Desarrollo Sustentable.
La formación de los geólogos está
orientada tanto a la preparación de profesionales cuyos campos de acción varían
desde las investigaciones científico-académica hasta las investigaciones para
resolver problemas prácticos. Algunos de los problemas se relacionan con la
construcción de conocimiento en áreas de vacancia, otros con la búsqueda, extracción
o manejo de recursos no renovables y también con problemas vinculados con la
prevención de riesgos geológicos.
Quiero señalar que, en todos los
casos, las acciones de los profesionales de la geología tienen raíces políticas
y económicas y además, tienen consecuencias socio - ambientales porque
involucran algún grado de intervención en la naturaleza. Esas intervenciones pueden variar desde la simple
extracción de muestras, hasta grandes labores mineras, perforaciones
petroleras, construcción de caminos, presas hídricas, etc. Muchas de estas obras no sólo alteran los rasgos
bucólicos del paisaje, sino que pueden modificar algunos procesos geológicos,
hídricos y atmosféricos locales y/o regionales.
En relación con estos pocos ejemplos
genéricos, existen innumerables casos de problemas ambientales derivados de
procesos de contaminación, rotura de embalses, derrumbes e inundaciones. Es habitual que esos problemas sean
caracterizados como accidentes, pero en la mayoría de los casos se trata de lo
que Zygmunt Bauman denominó “daños colaterales”. Estos daños, frecuentemente son
directamente proporcionales a los “ahorros” realizados en las inversiones de seguridad,
para garantizar la máxima rentabilidad de los negocios.
Sin entrar en mayores detalles, podemos
reconocer que los geólogos son partícipes necesarios para la prevención de
accidentes que ocasionan problemas ambientales y la sociedad espera que ellos actúen
en ese sentido. Sin embargo, ello no siempre ocurre porque previamente deben
resolver un dilema geoético entre la responsabilidad
política y social de proteger el bien común o la ética de su convicción, que
quizás privilegie sus conveniencias individuales.
La formación de profesionales
críticos requiere de un entrenamiento reflexivo y contenidos humanísticos que aportan
herramientas para resolver dilemas existenciales cada vez más frecuentes. En
efecto, la creciente complejidad y frecuencia de los problemas ambientales y
sus raíces políticas, requieren mucho más que capacidades científico técnicas
de los profesionales. (ver: https://www.academia.edu/35326676/)
LA ALFABETIZACIÓN GEOLÓGICA DE LOS CIUDADANOS.
En relación con el segundo aspecto,
también considero oportuno proponer algunas reflexiones ya que el analfabetismo
geológico de gran parte de la sociedad hace difícil la adopción de conductas
ambientalmente saludables e impide una adecuada participación de los ciudadanos
en las Audiencias Públicas convocadas para que opinen sobre Estudios de Impacto
Ambiental.
También impide que valoren y se
apropien del patrimonio geológico cultural del Paisaje Natal, porque ignoran que
ese paisaje tiene una historia que puede ser construida por ellos mismos,
permitiéndoles reconocer una parte de su identidad. Además, la historia geológica
del lugar natal, les permitirá comprender las razones de la disponibilidad o carencia
de recursos naturales, así como de los eventuales riesgos geológicos que los
amenazan y de los cuales deberían prevenirse y/o protegerse.
El desafío de la alfabetización
geológica es complejo y no se resuelve sólo con la incorporación de contenidos
y materias geológicas en los planes de estudios primarios y secundarios. De hecho, durante la primera mitad del siglo
XX esos contenidos estuvieron en los planes de estudios pero, a partir de 1960 lentamente
fueron desapareciendo. Por otra parte, en la reforma curricular de 1996 hubo
una importante incorporación de CBC (Contenidos Básicos Comunes) de Geología en
el espacio curricular de las Ciencias Naturales.
En efecto, se incorporó el denominado
Bloque 4: “La tierra y sus cambios”,
pero la inadecuada implementación junto con la escasa formación docente y la
incomprensión de la comunidad geológica impidieron que esa incorporación se consolidara.
Consecuentemente, diez años después con la reforma de 2006 y la definición de
los NAP (Núcleos de Aprendizajes Prioritarios), los contenidos geológicos se fueron
diluyendo. Ello ocurrió especialmente en la educación secundaria no orientada y
sólo pudo preservarse parcialmente en las orientaciones de ciencias naturales y
medio ambiente.
Así, los escasos contenidos
geológicos que permanecen en la educación primaria y secundaria son enseñados
de una manera aburrida debido a su descontextualización y a que las didácticas
se han mimetizado en unos casos con las ciencias experimentales y en otros con
las ciencias sociales. En cualquier caso,
se está omitiendo el desarrollo de una didáctica específica que rescate la raíz
histórica de la Geología para que los aprendizajes adquieran un sentido del que
ahora carecen.
En mi opinión, los geólogos somos
parte del problema del analfabetismo geológico cuando deberíamos haber sido parte
de la solución. El principal problema es
que las autoridades ministeriales y los docentes primarios y secundarios
necesitan del aporte teórico y práctico de una disciplina que he denominado Geolodáctica <https://www.academia.edu/37130595/>,
que representa la Geología aplicada a la educación y que la comunidad geológica
aún no supo desarrollar ni está convencida que deba estimular su desarrollo.
Mediante la presente, intento
convencer a mis colegas de la comunidad geológica que es imperioso alentar y
defender la construcción del campo disciplinar de la Geolodáctica y también quiero
señalar que se requiere de la responsabilidad y la decisión política de las
autoridades universitarias. Todos ellos deberían tomar conciencia que sin la Geología
la enseñanza de las Ciencias Naturales está distorsionada
Por el momento, considero que sólo
en el ámbito universitario sería posible crear un proyecto de investigación educativa
interdisciplinar para invitar a jóvenes profesionales de la geología y/o de la educación
para que orienten su desarrollo profesional en la Geolodáctica, a través de becas de investigación y carreras
de posgrado. El campo de la
investigación y de las experiencias será el de la capacitación de los profesores
en actividad y el asesoramiento a instituciones educativas y gobiernos
provinciales. Los problemas a investigar, estarán referidos a la Transposición
Didáctica de la Geología, los diseños curriculares, el desarrollo de unidades didácticas
contextualizadas, etc. y sus resultados podrán ser comunicados y publicados en
congresos educativos y revistas de la especialidad existentes en varios
países.
Para valorar esta propuesta realizada,
se debería tener en cuenta que dentro de las Ciencias Naturales, tanto en la
educación secundaria como en la Formación Docente, las disciplinas más consolidadas
son Biología, Física y Química y que los docentes y los formadores de formadores
son científicos y profesores especializados en educación que investigan y reflexionan
sobre sus propias prácticas. Es un
modelo de trabajo profesional que dio resultado y permitió consolidar sus respectivos
campos disciplinares.
Finalmente, deseo agregar que lo
expuesto constituye un diagnóstico incompleto de la problemática educativa y que
muchas de las afirmaciones constituyen
hipótesis de trabajo.
El principal motivo de esta carta
abierta es compartir algunas inquietudes educativas y “provocar” reflexiones
que nos ayuden a transitar el siglo XXI con responsabilidad social y política.
¡Feliz día de las geólogas y los
geólogos!
Afectuosamente
Hector Luis Lacreu
lacreu@gmail.com
San Luis, 09-06-2019
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