VISIÓN GEOLÓGICA DEL DÍA DE LA TIERRA
El 22 de abril de cada año, se
celebra el Día Internacional de la Tierra y el sentido que se invoca usualmente,
es el de promover valores y actitudes para el cuidado del planeta. Sin embargo,
considero que más que cuidar al planeta debemos cuidar al medio ambiente.
En esta oportunidad quiero
sumarme a esta celebración compartiendo algunas reflexiones con el objeto de
profundizar algunos aspectos políticos que suelen quedar ocultos. Por un lado, aludiré
a la naturaleza profundamente política y humanista de la creación del Día de la
Tierra y por otro lado, sugeriré la necesidad de una mayor alfabetización
geológica para que cada ciudadano pueda conocer la historia profunda del
paisaje que habita, de su lugar en la Tierra.
En relación con el origen del Día de la Tierra,
cabe señalar que fue algo más que la ocurrencia de un señor que amaba a la
naturaleza. Recordemos que en la década del ´60 durante la llamada guerra de
Vietnam, EEUU utilizó armas químicas como el Napalm para incendiar las selvas
donde se refugiaba el pueblo y los guerrilleros que defendían su patria. Estos
poderosos agentes químicos incendiaban no solo las selvas sino todos los seres
vivos que en ella habitaban, incluyendo las personas. Las atrocidades inhumanas
y la difusión de desgarradores relatos e imágenes provocaron un rechazo mundial
a las agresiones contra seres humanos, contra las libertades, contra los
derechos humanos y contra la naturaleza y desde 1964 lograron sensibilizar
movilizar a todo el mundo.
En ese marco político, el
senador norteamericano Nelson Gaylord, se inspiró en las estrategias de las
movilizaciones contra la “guerra de Vietnam”, propuso la creación del Día de la
Tierra, y el día 22 de abril de 1970 publicó los fundamentos en los diarios e
invitó a 50 gobernadores estadounidenses que lo apoyaran. Como resultado, en
esa semana se movilizaron más de 20 millones de personas que participaron en
actividades educativas y eventos comunitarios.
En la ceremonia del primer Día
de la Tierra en la Universidad de Wisconsin, el Senador Nelson declaró: “Nuestro objetivo es un ambiente de
decencia, calidad y respeto mutuo para todas las demás criaturas humanas y para
todas las criaturas vivientes. La batalla para restaurar una relación adecuada
entre el hombre y su entorno, entre el hombre y otras criaturas vivientes,
requerirá un compromiso político, moral, ético y financiero prolongado,
sostenido, mucho más allá de cualquier esfuerzo realizado anteriormente".
Podemos leer en los diarios de
todo el mundo que aún siguen vigentes las razones que hace casi 50 años
promovieron la creación del Día de la Tierra y que su conmemoración debe
involucrar un fuerte llamado de atención para que los ciudadanos comunes
actuemos en “defensa propia”.
Me refiero a que el planeta no
necesita que lo defienda nadie, los cambios que el hombre provoca, y el hombre
mismo, serán invisibles en pocos millones de años. Mientras estemos habitando
este planeta, lo que necesitamos defender es el derecho de la humanidad a poder
gozar y utilizar los recursos y cuidarnos de los riesgos naturales.
El párrafo anterior no pretende
ser alarmista, sino que intenta persuadir a los lectores para que se interesen
por conocer la historia de la Tierra, porque será el único modo de prevenir daños
futuros. En efecto, este conocimiento nos muestra que, durante millones de años,
en el planeta hubo cambios de gran envergadura como son la ruptura y unión de
continentes, la aparición y desaparición de majestuosas cordilleras y volcanes,
la migración de los océanos, inundaciones y sequías y, por supuesto, la
extinción de varias especies. Además, la historia nos permite comprender que esos
procesos, aunque imperceptibles, aún se mantienen activos y que habrán de
continuar por varios millones de años más.
La reconstrucción de la historia de la Tierra,
sólo es posible mediante las herramientas que ofrece la Geología y cuyos
aspectos fundamentales, son accesibles al público en general pero
lamentablemente están ausentes de la cultura de los ciudadanos. Las razones de esta ausencia son múltiples,
pero, mirando hacia adelante, podemos asegurar que tanto los docentes como los alumnos
familiares y amigos, con un mínimo esfuerzo serán capaces de reconstruir la
historia del paisaje que nos rodea en San Luis o en cualquier parte del mundo.
Dichas herramientas son las
nociones elementales del tiempo geológico y el significado geológico-histórico
de las rocas en cuanto a los procesos y condiciones en que se formaron. Sin
embargo, la orientación de la enseñanza de la geología en la educación primaria
y secundaria, lamentablemente se ha orientado a la clasificación de sistemática
de minerales y rocas, a la repetición memorística de las Eras geológicas o las
geoformas del paisaje. De este modo,
esos y otros contenidos carecen de significado tanto para los alumnos como para
los docentes. Así, lamentablemente se pierde la oportunidad de dotarlos de un
sentido histórico que permita conocer la historia geológica del paisaje del río
San Luis, del Potrero de los Funes, de Juana Koslay y de todos y cada uno de
los parajes de San Luis y del mundo.
Dr. Héctor Luis Lacreu
Proyecto COPLA - UNSL
http://www.periodistasenlared.info/abril18-23/nota7.html
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