domingo, 30 de junio de 2019

CARTA ABIERTA 2 LOS GEÓLOGOS PARA EL SIGLO XXI


CARTA ABIERTA 2

LOS  GEÓLOGOS  PARA EL SIGLO XXI

He meditado la conveniencia de difundir una nueva Carta Abierta sobre la Formación de los futuros geólogos/as. La escribí pensando en que “lo que uno sabe, puede, pero no lo debe callar” y asumiendo que “mi saber” puede estar equivocado. 

Por ello, una vez más, quiero compartir algunas reflexiones sobre la formación de los futuros profesionales de la Geología. Admito que podrán generar cierta “incomodidad”, debido a que desafían el “statu quo”, pero es inevitable: si hacemos más de lo mismo, difícilmente obtengamos resultados diferentes. 

A continuación, intentaré defender y fundamentar brevemente la idea de introducir una formación social y humanística, hasta ahora superficial o ausente en los estándares nacionales para el título de Geólogo. Como parte de esa idea, sostengo la necesidad de fortalecer las PPS (Prácticas Profesionales Supervisadas), todo lo cual forma parte de lo que se puede denominar Ambientalización Curricular  en la formación geológica.   

 Me atrevo a señalar que las próximas generaciones de geólogos/as, tendrán cada vez mayor intervención en actividades relacionadas con riesgos (geológicos, hídricos, etc.) naturales o antrópicos, como así también con la exploración y control de la explotación de recursos naturales, controles de impacto ambiental y con la planificación y control geológico del uso del territorio. Además, estas incumbencias involucran la remediación de los daños ambientales resultantes de intervenciones desafortunadas y por ello son de interés público. En efecto, en las diferentes etapas operativas los/as geólogos/as deben garantizar la reducción de riesgos para la sociedad, sean estos locales o regionales, tanto inmediatos como mediatos.  

Todas estas actividades están vinculadas con la búsqueda de seguridad, tranquilidad y bienestar de la sociedad. Por estas razones, se argumentó que el ejercicio profesional compromete “el interés público poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habitantes” y que ese es el motivo fundamental para que el título de geólogo esté regulado por el Estado,  tal como establece  Art. 43 de la ley de Educación Superior  (LES 24.521-95).

Con base en lo expuesto, la formación de los geólogos/as para el siglo XXI debería incorporar instancias de actividades formativas, como las PPS, para que los alumnos estén contacto con la solución de problemas geológico - ambientales en forma contextualizada. Así como se realizan prácticas de campo para obtener datos de rocas, minerales, estructuras, etc., también son necesarios los trabajos de campo para tomar contacto con las necesidades, sentimientos y cultura de las personas afectadas por problemas geológico ambientales. Los geólogos del siglo XXI, tienen el desafío de formarse para actuar en la intersección entre los problemas sociales y el cuerpo teórico-práctico-geoético necesario para resolverlos. Todas ellas, son instancias fundamentales para que los futuros geólogos adquieran conciencia y reflexionen sobre las consecuencias sociales de las prácticas geológicas.

Profundizando ese razonamiento, quiero expresar que los geólogos que se forman en nuestra universidad pública, libre y gratuita, deben desarrollar un perfil que por sobre todas las cosas garantice comportamientos éticos, con responsabilidad social y política para sostener un firme compromiso con la protección del bien común y con el Desarrollo Sustentable.

Dicho perfil, requiere de la formación de profesionales críticos a través de un entrenamiento reflexivo y de la incorporación de contenidos humanísticos que faciliten el trabajo interdisciplinario, el abordaje de problemas complejos y la resolución de dilemas existenciales cada vez más frecuentes. En efecto, tal como expresé en la Carta Abierta 1,  la creciente complejidad y frecuencia de los problemas ambientales y sus raíces políticas, requieren mucho más que las meras capacidades científico técnicas de los profesionales.  
      
En relación con la PPS, conozco las dificultades para encontrar empresas que admitan alumnos y los trámites burocráticos involucrados en la logística para concretar esas Prácticas. Sin embargo, las PPS, son las únicas instancias que tienen los alumnos/as para tomar contacto con los problemas reales del ejercicio profesional, en relación con las demandas sociales y/o empresariales.  Por tales motivos, entiendo que existen otras alternativas, que se han utilizado parcialmente y que deberían expandirse. Me refiero a la realización de PPS sobre problemáticas geológico-ambientales relacionadas con la provincia donde se ubica cada UUNN, o bien con los municipios, las escuelas, los clubes, ONGs, etc. que están más o menos cercanos.  

En la Argentina actual y la de los próximos años, todas esas instituciones seguramente tienen algunos problemas que resolver y otros que aún no se han identificado como tales y que las realizaciones de diagnósticos podrían ayudar a ponerlos en evidencia. Los problemas aludidos, se refieren a la planificación de la expansión urbana, la radicación de basurales, crisis en el abastecimiento de agua potable y/o riego, prevención de erosión, inundaciones y arenamiento de barrios y ciudades, la ampliación de edificios y la necesidad de estudios geotécnicos, monitoreo de la extracción de áridos y del manejo de los suelos, construcción de obras públicas que modifican el paisaje local/regional, uso de rocas de aplicación y materiales autóctonos en las construcciones, etc. No quiero dejar de mencionar la participación de alumnos en Audiencias Ambientales y los aportes del conocimiento geológico para potenciar el turismo y para satisfacer la permanente demanda escolar primaria y secundaria en el asesoramiento para Ferias de Ciencias y charlas formativas/informativas, como así también la vacancia en la formación y capacitación de los docentes en la enseñanza de la Geología.

Todos estos aspectos, constituyen potenciales necesidades comunales que demandan el ejercicio profesional del geólogo para el asesoramiento en el uso del territorio, de sus recursos y la prevención de riesgos derivados de procesos geológicos. Dichas necesidades, no siempre son identificadas como tales ni como problemas a resolver, sin embargo, una adecuada articulación entre los universitarios con la sociedad y con sus autoridades provinciales, municipales y educativas podrían constituir una sinergia que no sólo hará factibles las PPS, sino que brindará mayor visibilidad y reconocimiento a la función de los geólogos en la sociedad.    

Los desafíos planteados, son tales porque los geólogos carecen de experiencia pedagógica para planificar procesos de formación humanística e interacción con las demandas ambientales. Sin embargo, esas carencias no deberían constituir un obstáculo para poder dar un salto cualitativo en la formación de los/as geólogos/as para el siglo XXI. Por el contrario, debería constituir un aliciente para iniciar un camino innovador, de naturaleza interdisciplinaria, junto con pedagogos, comunicadores institucionales, entre otros.  Una decisión política de esta naturaleza, compromete no sólo a los geólogos sino a todas las autoridades universitarias. 

Podría pensarse que se trata de un salto al vacío, pero en realidad ello es la lógica reacción transitoria de la “resistencia el cambio”, sobre todo por las dudas, angustias e incertezas que ello implica. Sin embargo, hay que recordar que se trata de emociones y sentimientos similares a las que ocurren cuando iniciamos un proyecto de investigación o nos plantean problemas geológicos cuyas soluciones no conocemos. En este caso el problema es pedagógico, por eso el desafío es mayor y, del mismo modo que nos animamos con la geología deberíamos hacerlo con la formación de los futuros geólogos.

Para finalizar, creo que toda reforma curricular requiere de otro desafío quizás mayor, que es el de animarse tomar la decisión política para modificar los paradigmas de la Formación Geológica.  Considero que la actual reforma de los estándares constituye un momento “clave” y es una excelente oportunidad histórica para debatir y dar respuestas a las demandas tácitas y explícitas de la sociedad, que paga nuestros sueldos con sus impuestos.

Héctor Luis Lacreu
28-06-19


miércoles, 26 de junio de 2019

Recuerdos del Museo de Historia Natural de la UNSL

Hace 22 años, inaugurábamos el primer Museo de Historia Natural en la UNSL. 
Funcionó incluso en el verano y feriados durante 9 años. Esta es una historia no registrada en la memoria de la UNSL ni de la FCFyM. Lamentable, pero se puede remediar con voluntad política de las autoridades. Ofrezco colaboración.

Este Museo (MHIN) ya no existe físicamente, ni en el site de la UNSL. Vaya a saber por qué permanece escondido. Sin embargo encontré y comparto el enlace para que puedan hacer una visita virtual.

  <http://museo.unsl.edu.ar/> . 

La memoria está escrita y documentada en el enlace. Pese a que el MHiN fue formalmente creado por la CS10/97, desde el 2006, en adelante no hubo decisión política para hacerlo visible como parte de la historia de la UNSL. Yo creo que las autoridades aún están a tiempo de ponerlo al servicio de la sociedad. 

En efecto, independientemente que hayan sido creados o sean administrados por las facultades, la UNSL, en su portal <https://beltrusena.wixsite.com/unsl-v4>, debería colocar un título de MUSEOS y allí colocar enlaces de todos los que existieron y los que perduran: Museo de Historia Natural, Museo de la Radio, el Museo Contacto, el Museo de Farmacia y otros.


domingo, 9 de junio de 2019

CARTA ABIERTA 1 “LOS GEOLOGOS Y LA EDUCACIÓN”


CARTA ABIERTA 1   

LOS GEÓLOGOS Y LA EDUCACIÓN   

El 9 de junio es el DÍA DEL GEÓLOGO, en el que se conmemora el aniversario de la creación del Centro Argentino de Geólogos (1947), que tenía como objetivos “el mejoramiento y prestigio de la profesión geológica; fomentar la unión y solidaridad entre los colegas; velar para que la más rigurosa ética rija la práctica profesional; y promover el progreso y mejor conocimiento de esta disciplina”.

Más adelante, en 1963 se logró la promulgación del Decreto Ley 8926/63 que dio origen al Consejo Superior Profesional de Geología, destinado a regular el ejercicio de la actividad profesional.
Hoy se cumplen 72 años de aquel momento fundacional, y creo que es una buena oportunidad para afirmar que hubo importantes logros en todos los objetivos propuestos, pero también que es necesario no dormirse en los laureles, actualizar dichos objetivos en función de los cambios culturales, económicos y políticos, y caracterizar los desafíos que se prevén para este milenio.

La idea que quiero compartir, se refiere a la necesidad de reflexionar sobre que significa ser Geólogo en el siglo XXI, que rasgos debería tener nuestra responsabilidad científica, social y política en relación con la sociedad y de qué manera articulamos con ella.

Hay numerosas líneas de reflexión posibles y necesarias, pero me interesa plantear dos aspectos del plano educativo. Uno de ellos, se refiere a la formación de los futuros geólogos y la capacitación de los que están en actividad.  El otro, se refiere al desafío de intervenir de modo riguroso y eficiente en el mejoramiento de la alfabetización geológica de los ciudadanos.

LA FORMACIÓN DE LOS GEÓLOGOS
En relación con el primer aspecto, cabe señalar que en estos momentos comienza una revisión nacional de los estándares para la formación de los geólogos. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/320000-324999/321926/norma.htm
Entonces, parece oportuno discutir si existe voluntad para una renovación en los paradigmas de la formación profesional, mediante la incorporación de una formación humanística que incluya, metodología, epistemología, historia de la geología, geoética, etc. Estos contenidos, actualmente están ausentes o son insuficientes y resultan imprescindibles para contribuir a la formación ciudadana de los geólogos e incrementar su compromiso con el Medio Ambiente y el Desarrollo Sustentable.  
La formación de los geólogos está orientada tanto a la preparación de profesionales cuyos campos de acción varían desde las investigaciones científico-académica hasta las investigaciones para resolver problemas prácticos. Algunos de los problemas se relacionan con la construcción de conocimiento en áreas de vacancia, otros con la búsqueda, extracción o manejo de recursos no renovables y  también con problemas vinculados con la prevención de riesgos geológicos. 
Quiero señalar que, en todos los casos, las acciones de los profesionales de la geología tienen raíces políticas y económicas y además, tienen consecuencias socio - ambientales porque involucran algún grado de intervención en la naturaleza.  Esas intervenciones pueden variar desde la simple extracción de muestras, hasta grandes labores mineras, perforaciones petroleras, construcción de caminos, presas hídricas, etc.  Muchas de estas obras no sólo alteran los rasgos bucólicos del paisaje, sino que pueden modificar algunos procesos geológicos, hídricos y atmosféricos locales y/o regionales. 
En relación con estos pocos ejemplos genéricos, existen innumerables casos de problemas ambientales derivados de procesos de contaminación, rotura de embalses, derrumbes e inundaciones.  Es habitual que esos problemas sean caracterizados como accidentes, pero en la mayoría de los casos se trata de lo que Zygmunt Bauman denominó “daños colaterales”. Estos daños, frecuentemente son directamente proporcionales a los “ahorros” realizados en las inversiones de seguridad, para garantizar la máxima rentabilidad de los negocios.
Sin entrar en mayores detalles, podemos reconocer que los geólogos son partícipes necesarios para la prevención de accidentes que ocasionan problemas ambientales y la sociedad espera que ellos actúen en ese sentido. Sin embargo, ello no siempre ocurre porque previamente deben resolver  un dilema geoético entre la responsabilidad política y social de proteger el bien común o la ética de su convicción, que quizás privilegie sus conveniencias individuales. 
La formación de profesionales críticos requiere de un entrenamiento reflexivo y contenidos humanísticos que aportan herramientas para resolver dilemas existenciales cada vez más frecuentes. En efecto, la creciente complejidad y frecuencia de los problemas ambientales y sus raíces políticas, requieren mucho más que capacidades científico técnicas de los profesionales. (ver: https://www.academia.edu/35326676/)

LA ALFABETIZACIÓN GEOLÓGICA DE LOS CIUDADANOS.
En relación con el segundo aspecto, también considero oportuno proponer algunas reflexiones ya que el analfabetismo geológico de gran parte de la sociedad hace difícil la adopción de conductas ambientalmente saludables e impide una adecuada participación de los ciudadanos en las Audiencias Públicas convocadas para que opinen sobre Estudios de Impacto Ambiental.
También impide que valoren y se apropien del patrimonio geológico cultural del Paisaje Natal, porque ignoran que ese paisaje tiene una historia que puede ser construida por ellos mismos, permitiéndoles reconocer una parte de su identidad. Además, la historia geológica del lugar natal, les permitirá comprender las razones de la disponibilidad o carencia de recursos naturales, así como de los eventuales riesgos geológicos que los amenazan y de los cuales deberían prevenirse y/o protegerse.
El desafío de la alfabetización geológica es complejo y no se resuelve sólo con la incorporación de contenidos y materias geológicas en los planes de estudios primarios y secundarios.  De hecho, durante la primera mitad del siglo XX esos contenidos estuvieron en los planes de estudios pero, a partir de 1960 lentamente fueron desapareciendo. Por otra parte, en la reforma curricular de 1996 hubo una importante incorporación de CBC (Contenidos Básicos Comunes) de Geología en el espacio curricular de las Ciencias Naturales.
En efecto, se incorporó el denominado Bloque 4: “La tierra y sus cambios”, pero la inadecuada implementación junto con la escasa formación docente y la incomprensión de la comunidad geológica impidieron que esa incorporación se consolidara. Consecuentemente, diez años después con la reforma de 2006 y la definición de los NAP (Núcleos de Aprendizajes Prioritarios), los contenidos geológicos se fueron diluyendo. Ello ocurrió especialmente en la educación secundaria no orientada y sólo pudo preservarse parcialmente en las orientaciones de ciencias naturales y medio ambiente.
Así, los escasos contenidos geológicos que permanecen en la educación primaria y secundaria son enseñados de una manera aburrida debido a su descontextualización y a que las didácticas se han mimetizado en unos casos con las ciencias experimentales y en otros con las ciencias sociales.  En cualquier caso, se está omitiendo el desarrollo de una didáctica específica que rescate la raíz histórica de la Geología para que los aprendizajes adquieran un sentido del que ahora carecen.
En mi opinión, los geólogos somos parte del problema del analfabetismo geológico cuando deberíamos haber sido parte de la solución.  El principal problema es que las autoridades ministeriales y los docentes primarios y secundarios necesitan del aporte teórico y práctico de  una disciplina que he denominado Geolodáctica <https://www.academia.edu/37130595/>, que representa la Geología aplicada a la educación y que la comunidad geológica aún no supo desarrollar ni está convencida que deba estimular su desarrollo.
Mediante la presente, intento convencer a mis colegas de la comunidad geológica que es imperioso alentar y defender la construcción del campo disciplinar de la Geolodáctica y también quiero señalar que se requiere de la responsabilidad y la decisión política de las autoridades universitarias. Todos ellos deberían tomar conciencia que sin la Geología la enseñanza de las Ciencias Naturales está distorsionada
Por el momento, considero que sólo en el ámbito universitario sería posible crear un proyecto de investigación educativa interdisciplinar para invitar a jóvenes profesionales de la geología y/o de la educación para que orienten su desarrollo profesional en la Geolodáctica,  a través de becas de investigación y carreras de posgrado.  El campo de la investigación y de las experiencias será el de la capacitación de los profesores en actividad y el asesoramiento a instituciones educativas y gobiernos provinciales. Los problemas a investigar, estarán referidos a la Transposición Didáctica de la Geología, los diseños curriculares, el desarrollo de unidades didácticas contextualizadas, etc. y sus resultados podrán ser comunicados y publicados en congresos educativos y revistas de la especialidad existentes en   varios países.
Para valorar esta propuesta realizada, se debería tener en cuenta que dentro de las Ciencias Naturales, tanto en la educación secundaria como en la Formación Docente, las disciplinas más consolidadas son Biología, Física y Química y que los docentes y los formadores de formadores son científicos y profesores especializados en educación que investigan y reflexionan sobre sus propias prácticas.  Es un modelo de trabajo profesional que dio resultado y permitió consolidar sus respectivos campos disciplinares.
Finalmente, deseo agregar que lo expuesto constituye un diagnóstico incompleto de la problemática educativa y que muchas de las afirmaciones  constituyen hipótesis de trabajo.
El principal motivo de esta carta abierta es compartir algunas inquietudes educativas y “provocar” reflexiones que nos ayuden a transitar el siglo XXI con responsabilidad social y política.

¡Feliz día de las geólogas y los geólogos!

Afectuosamente

Hector Luis Lacreu
lacreu@gmail.com
San Luis, 09-06-2019